13 de diciembre de 2008

Recoleta

El primer vecino fundador y alcalde de este lugar fue el Dr. Rodrigo Ortiz de Zárate y según algunos datos anecdóticos de esta época, su hijo vendió sus tierras a un capitán francés llamado Beaumont por unas ropas, es decir, no consideró que este lugar tenía valor alguno y luego éste, como no le interesaban este tipo de posesiones, las permutó en el año 1608 por una tenaza, una peluca y un abrigo común.
Poco después de este hecho se iniciaron los trámites para la construcción de un convento y una Iglesia para los padres Recoletos.
Un comerciante aragonés llamado Narbona, logró que le donaran los terrenos y luego edificó una gran casa que, según los comentarios de esa época, tenía numerosos túneles que la conectaban con la costa del río y por ellos se introducía contrabando de mercaderías con las que consiguió hacerse de una gran fortuna. Una copla de la época decía que "Narbona hizo a la Recoleta y la Recoleta hizo a Narbona".
Toda la zona que rodeaba el Convento era ocupada por grandes quintas. Las viviendas típicas de la zona estaban constituidas por una casa principal espaciosa y baja, con columnas recubiertas por plantas de Santa Rita, Jazmín del país o mosqueta y como un lujo el famoso mirador. Más al fondo se hallaba la sección de peones y esclavos.
El Cementerio nació junto con el Templo como camposanto, durante la época de Rivadavia fue expropiado y se transformó en el cementerio del Norte, y se lo comenzó a conocer como Recoleta. Durante la epidemia de fiebre amarilla en 1871 se prohibió el entierro de las víctimas en estos predios aunque sus familiares poseyeran tierras reservadas en el mismo. Cuando Torcuato de Alvear fue intendente se remodeló y se construyó la entrada que hoy posee.
Tiene numerosas leyendas e historias acumuladas a través de los años. Se dice que uno de los cuidadores del cementerio un tal señor Aiello, resolvió construir en él su propia tumba para lo cual ahorró suficiente dinero viajó a Génova y encargó un altorrelieve donde aparece con sus herramientas de trabajo. Una vez colocado en la bóveda, quedó tan enamorado con su obra que para poder ocuparla no tuvo otra idea mejor que la de suicidarse.
El barrio fue creciendo y cuando el Dr. Alvear fue intendente se trazaron las avenidas importantes y se construyeron grandes casonas y palacetes, los que actualmente perduran.
La Recoleta es uno de los mejores ejemplos de variedad de especies de árboles, ya que algunos tienen más de 200 años de antigüedad entre los que destacan los dos gomeros localizados frente a la Iglesia del Pilar. Estos dos hermosos árboles son apreciados en todo su esplendor desde uno de las esquinas más famosas del barrio donde se encuentra El Café de la Biela.

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