10 de agosto de 2008

Cotidiana realidad

"Desgraciadamente, las convulsiones domésticas, la guerra civil, los tumultos militares, la dislocación de las provincias y las oscilaciones de la Capital, han absorbido la atención de todos los gobiernos y de todos los pueblos, han detenido en su carrera la causa nacional, y han esterilizado los grandes medios que nos brinda nuestra localidad. Hemos perdido veintitrés meses sin ganar un palmo de terreno mientras los enemigos han ganado nuevas fuerzas y regocijo con nuestros despojos. "
Extracto de la memoria presentada al Supremo Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1816, por Tomás Guido, oficial mayor de la Secretaría de Estado.
Cuesta comprender, según pasa la historia, por qué la Argentina siempre tiene dificultades para despegar y afianzar su rol dentro del mundo.
Está claro que para ello sobran condiciones, pero también está claro que desde siempre han existido traiciones y deslealtades.
De todas formas, antes resultaba más fácil avanzar, ya que existía un puñado de reglas que delimitaban los acuerdos preexistentes en la conciencia de los actores sociales.
Parece mentira pero hasta hace poco hasta para violar las normas existían códigos. Los ladrones se cuidaban de no robar en su barrio, los barras del fútbol esperaban a la salida para tomarse a golpes, mientras que hoy los hacen antes, durante y después del partido y si se matan mejor todavía.
Pareciera que la civilización se rindió definitivamente ante la barbarie. Hoy prevalece la fuerza, el piquete, la amenaza, el diálogo es un hecho extinto. Nadie escucha, precisamente porque no hay códigos.
Con pautas, con respeto, con disciplina se obtiene el orden y este es imprescindible para llevar a cabo cualquier iniciativa.
Antes de refundar la República hay que comenzar por la convivencia y la honestidad de la dirigencia, el compromiso común del pueblo, el respeto y la justa administración del espacio público y privado.
Hasta ahora los argentinos vamos perdiendo, hemos perdido. Es preciso asumir esa derrota.
Sería bueno interesarse por la actividad de nuestros representantes, estar al tanto de la agenda pública. Ejercer la libertad que es también orden y respeto. No caer en la anarquía que es desorden y en consecuencia la antítesis de la democracia..
Aquellos patriotas de mayo de 1810 también padecieron la traición y el desengaño, pero continuaron adelante, restauran las leyes, conquistaron el desierto y rechazaron a los que se empeñaban en injertar extrañas culturas que pretendían invadir la naciente raza criolla.
Todo esto lo hicieron el pos de construir un país inédito. La República Argentina.

Nuestro Día del Niño

Vamos a intentar salir de la habitual definición de rigor, o de la crudeza naturalista de mostrar chicos pobres, enfermos, súper inteligentes o el clásico niño talentoso-prodigio.
¿Qué cosa es lo que es un niño?. ¿Un adulto enano?. ¿Un proyecto de adulto?. ¿Un adulto minusválido?.
En la historia de la humanidad, según de qué cultura o momento particular se trate, un chico ha sido considerado o tratado de alguna de estas malintencionadas maneras. Pero en síntesis: han sido excusas para poder dominarlo.
Es que un niño nunca es lo que en realidad es: es más bien según lo que definan sus padres, sus maestros, sus preceptores, tutores o representantes legales.
Alguien dijo todo niño "no es tu hijo". Porque en la medida que él va a vivir en un futuro que ni te imaginás, te supera. Y no en el futuro, ya mismo te supera.
Aquel recordado "que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca" de una vieja canción de Serrat pretendía sintetizar no sólo el dominio ejercido por los mayores sobre los menores, sino la particular consideración de idiotas de menor cuantía, que es como al fin y al cabo como se los suele tratar.
En el fondo lo qué es un niño sigue siendo un misterio, a pesar de todo lo que investigaron y escribieron Freud, Piaget o Klein. Un misterio sencillo para los padres que creen conocer las claves para su educación, que arrancan con una explicación sencilla de entender para ellos hasta el algo más drástico chirlo de entre casa.
En síntesis: el Día del Niño no se celebra para reivindicar sus derechos, o para reflexionar sobre una nueva relación futura: como tantas otras cosas. Se lo hace para afianzar el egocentrismo de sus mayores ("el regalo que yo le hice fue el que más le gustó"), para reforzar el dominio sobre ellos ("si no te portás bien no te regalamos nada para el día del niño").
Claro que sin querer: porque los adultos hacemos las cosas sin querer. Porque para eso somos adultos.
Chicos y mejor que escuchen Tiempos de Cambio.
Si no se me van a la cama sin postre!

Quiénes somos ?

Si viviste de chico en los años 70, u 80... ¿Cómo hiciste para sobrevivir?.
Acaso sos una persona sobrenatural, o sencillamente sos todopoderoso. Ahora vas a leer las cosas peligrosas que tuvimos que pasar para llegar al siglo XXI.
Realmente si uno lo piensa, se da cuenta que es un verdadero milagro seguir viviendo.
Tomábamos agua de la manguera del jardín o de la canilla de la escuela y no de una botella de agua mineral.
Andábamos en autos que no tenían cinturón de seguridad ni bolsas de aire.
Ir en la parte de atrás de una camioneta era un paseo especial y todavía lo recordamos.
Nuestras cunas estaban pintadas con brillantes colores de pintura a base de plomo.
Cuando andábamos en bicicleta no usábamos casco.
Pasábamos horas y horas contruyendo carritos de chatarra y los que tenián suerte de tener calles inclinadas, los echaban a rodar calle abajo y, en la mitad, se acordaban que no tenían frenos. Después de varios choques con los postes aprendíamos a resolver el problema.
Saliamos a jugar con la unica condición de regresar antes del anochecer.
El colegio duraba hasta el mediodia y llegabamos a casa a almorzar.
No teniamos celular… asi que nadie podia ubicarnos....
Nos cortábamos, nos quebrábamos un hueso, perdíamos un diente, pero nunca hubo demanda por estos accidentes. Nadie tenía la culpa sino nosotros mismos.
Comíamos pan con manteca y dulce, tomábamos bebidas con azúcar y no teníamos sobrepeso.
Compartíamos una bebida entre cuatro, tomando de la misma botella y nadie se moría por eso.
No teníamos Playstation, Nintendo 64, X Box, Juegos de video, más de 100 canales de televisión en cable, videograbadoras, sonido surround, celulares, computadoras, fax y menos Internet. Sólo teníamos AMIGOS. ¡Ahí, afuera!, en el mundo cruel, sin guardián. ¿Cómo lo hacíamos?.
Salíamos, nos subíamos a la bicicleta o caminábamos a la casa del vecino, tocábamos el timbre, o sencillamente entrábamos sin golpear y allí estaba nuestro amigo y salíamos a jugar.
Jugábamos con una pelota de plástico, que comprábamos a medias. Formábamos dos equipos y no todos llegaban a ser elegidos pero no nos agarraba ningún trauma.
Algunos estudiantes no éramos tan brillantes como otros y cuando te iba mal, rendías examen en diciembre o marzo. Nadie te mandaba al psicólogo, nadie tenía dislexia, simplemente estudiabas más y tenías una segunda oportunindad.
Si en una fiesta (que era en alguna casa) te ponías un poco "alegre", tus amigos te dejaban en la puerta de tu casa, tocaban el timbre y salían corriendo.
Cuando tus viejos te retaban por alguna cosa, no los demandabas por violencia familiar; sencillamente te quedabas callado y pensabas "qué macana me mande´".
Teníamos libertad, fracasos, éxitos y aprendimos a menejarlos.
Si vos sos uno de esa generacion, seguro que dirán que eramos aburridos, pero....
¡¡¡Sí que eramos felices!!!

Acerca de la despenalización del consumo de drogas

Entre la vorágine informativa de toda la semana, pasó casi desarpecibido un tema que no es para descuidar. En uno de los tantos actos oficiales con los que nos deleita nuestra señora Presidenta, fueron presentados los resultados preliminares de la Encuesta Nacional sobre Prevalencias de Consumo de Sustancias Psicoactivas. Un notable eufemismo para referirse al consumo de drogas en nuestro país.
Se habló de comprensión y tratamiento para los adictos, de sanciones ejemplares para los narcotraficantes, del papel de la familia como vehículo contenedor y formador de valores, etc.Pero lo notable es que el estudio al que se hace referencia constituye el paso previo para lograr la reforma de la legislación vigente en la materia y que incluirá lisa y llanamente la despenalización del consumo de estupefacientes. Peligroso.
Los datos de la encuesta dan cuenta de la gran mayoría de usuarios de drogas lo hacen en pequeñas cantidades y sólo para consumo personal. Casi una insignificante nimiedad.
Ah ! El trabajo, el estudio, la encuesta, fue realizada este año por el INDEC. A esta altura, alguien le cree al INDEC ?.
Cuál es el interés por el cual lucha a capa y espada el Sr. Ministro Fernández a quien puede vérselo realizando sesudas declaraciones al respecto, por supuesto que en defensa de la iniciativa de la despenalización?
Quién garantiza que un adicto, bajo los efectos de las drogas no provoque un desastre que afecte a otras personas?
Acaso conducir un automóvil luego de haber consumido alucinógenos u otra cosa no es tan peligroso como hacerlo en estado de ebriedad?
Seguramente se multiplicarán los controles y ahora además de la clásica sopladita para medir el dosaje alcohólico se hará una toma de sangre u orina en la calle para ver qué cantidad de drogas se consumieron. Será esa la forma en que la Sra. Cristina pensará contener a los adictos?.
Que curiosa iniciativa esta, sobre todo teniendo en cuenta que los expertos criminólogos dicen hasta el artazgo que la mayoría de los delitos violentos están animados por el efecto de los estupefacientes.
Bajo el consumo del paco, la cocaía, el poxi, el porro y sus combinaciones a diario en la Argentina se roba, se mata, se viola, se ataca y demás.
La droga es moneda de cambio de curso legal en los Institutos Penitenciarios, a través de la droga se accede a enfermedades mortales como el SIDA.
Tomar al adicto como un enfermo suena coherente y hasta es primordial. Pero cuando se es presa de un mal endémico y terminal, hay que atacarlo con todas las armas disponibles y la sociedad toda está herida de muerte. La droga es el cáncer de los pueblos modernos, quita la libertad al ser humano, lo humilla y rebaja a lo más primitivo y básico y el hombre es otra cosa muy superior.
Basta verlo a Charly por estos días luchando por salir de un callejón difícil de dejar y a Maradona como ejemplos notables de la farándula vernácula.
No sorprende una iniciativa de este tipo, la falta de sentido común ha sido permanente en la clase dirigente.
Cuando se habla de prostitución y tráfico de personas se dice acertadamente que sin clientes no habría ni prostitutas ni explotadores.
Y pensar que sin consumidores no habría narcos, a nadie se le ocurrió?. Lo urgente es una política de shock, no hay tiempo para enseñar, hay que actuar. No se puede hablar de valores, de familia y de dignidad, cuando a cuadras de la Casa Rosada la gente vive hacinada en casas tomadas o a la intemperie al costado de las vías del ferrocarril. La docencia siempre es buena, pero que difícil es pensar que esa gente no sabe lo que le pasará dentro de una hora, si saldrá a cartonear o a comer de la basura.
Por ahí se empieza, que bueno sería que de una vez por todas el Estado Nacional privilegiara el bien común, que se volviera a aquello de la "cosa pública", que llevaba a diseñar políticas de Estado independientes del color de la camiseta del partido gobernante. Que bueno que sería como los oyentes con la radio, los funcionarios públicos sintonizaran con la gente común que todos los días vive en este país.

Siempre comenzamos

Tiempos de Cambio es un programa de Radio que se emite todos los domingos en la Ciudad de Buenos Aires, de 10 a 11 hs. por FM Resurrección, 91.3 Mhz.
El domingo 3 de agosto se emitió el primer programa del ciclo 2008 y la siguiente reflexión ocupó el espacio de apertura de la temporada.
Constantemente comenzamos, todos los días renovamos el compromiso con nosotros mismos, con quienes nos rodean y con aquellos tienen expectativas nuestras.
Por eso también cada mañana al levantarnos no sólo comenzamos el día sino también un capítulo más de nuestras vidas.
Hoy dejamos atrás los recuerdos de lo que fue y de lo que pudo ser, hoy se vislumbra una nueva etapa.
Pero para construir algo nuevo es preciso un cambio, nada es novedoso si no dejamos la impronta de lo nuevo, del cambio.