8 de noviembre de 2008

Panorama 2009

A la hora de hacer un pronóstico acerca de cómo vendrá 2009, la sensación casi unánime entre empresarios y economistas es que el impacto de la crisis financiera mundial en la Argentina será mucho mayor del que se esperaba hacía apenas unas semanas.
Sin embargo, el panorama no es igual para todos los sectores económicos, y analistas y hombres de negocios empiezan a distinguir cuáles son los sectores más expuestos a la crisis de aquellos que se presentan más protegidos, especialmente para la fuerza laboral, ante el difícil horizonte que se avizora.
El siguiente es un breve repaso por las perspectivas que presenta cada rubro de la economía:
La industria automotriz fue la primera en reaccionar con despidos y suspensiones de trabajadores en las plantas argentinas. Iveco, General Motors y Renault fueron las que se animaron a dar los primeros pasos, aunque se espera que sus competidoras las sigan. El impacto de la crisis también se siente en el sector autopartista.
La Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC) admitió que en el sector se están eliminando las horas extra y que se canceló la contratación de personal temporario. Además, en una docena de compañías del rubro ya hubo suspensiones y otras tres firmas presentaron ante el Ministerio de Trabajo solicitudes de procedimientos preventivos de crisis.
En los últimos días, la Asociación Bancaria denunció la existencia de despidos encubiertos en el sector y convocó para el miércoles próximo a un paro total.
En los principales bancos destacan que hasta ahora lo único que hubo fueron "desvinculaciones consensuadas" a través del sistema de retiro voluntario. Más allá de esta controversia, el sector financiero enfrentará un 2009 difícil, cuya primera señal es la creciente salida de los depósitos que padecen algunas entidades.
La publicidad es la actividad procíclica por antonomasia, con lo que se descarta que será una de las más afectadas ante una brusca desaceleración de la economía.
El panorama para 2009, reconocen en la industria, no es precisamente halagüeño.
En los primeros nueve meses de 2008, la cantidad de pedidos de construcciones nuevas en la Capital Federal había caído un 18%, lo que ya significaba una desaceleración importante. Pero ahora el panorama está más complicado. Seguramente, muchas de las obras que se presentaron durante este año no se van a empezar en 2009. Además, las que ya están en marcha se pueden dilatar porque la cuenta que hacen los desarrolladores es que si se acentúa la devaluación del peso, el costo de la construcción -en dólares- va a tender a la baja.
El impacto de la crisis financiera mundial en la industria del lujo se hará sentir con especial énfasis en el mercado argentino. Como pasó en 2002, en el sector temen que se produzca un freno pronunciado en las ventas de relojes, joyas y automóviles de alta gama no tanto porque su público potencial se vea afectado por una caída de ingresos, sino más bien porque un aumento del desempleo puede llevar a un incremento de los niveles de la inseguridad.
La industria del juego no sólo está menos expuesta que otros rubros por el deseo de la gente de querer salvarse cuando su situación personal empeora, sino también porque el propio Estado -que es el socio mayoritario en este tipo de actividad- también recurre al juego como una fuente de financiamiento. En este sentido, no es casual que ante un 2009 que se presenta como un año muy difícil en materia fiscal, el Poder Ejecutivo de la provincia de Buenos Aires avance con un proyecto para habilitar ocho salas de juego en territorio bonaerense.
La industria de alimentos y bebidas es históricamente una de las menos expuestas ante las crisis y una de las que menos sufre con los cambios bruscos en la demanda.
Por más profunda que sea la caída en sus ingresos, lo último que deja de comprar la gente son alimentos y bebidas. Esto explica que ante los primeros signos de llegada de la crisis financiera global a la economía argentina, las grandes cadenas de supermercados estén entre las contadas empresas que continúan con sus planes de expansión.
En el sector de las comunicaciones sostienen que, hasta ahora, la crisis financiera global no impactó en el consumo de los usuarios de telefonía celular, aunque sí admiten una pequeña caída en las ventas de los equipos.
El descenso en la demanda no se explicaría tanto por el contexto recesivo, sino más bien por la elevada penetración con la que cuenta el servicio.
El Gobierno ya dejó en claro su intención de proteger la industria textil mediante la aplicación de salvaguardias y otro tipo de cláusulas paraarancelarias.
Sin embargo, la mejor ayuda para las empresas del rubro podría venir del lado de la política cambiaria. Si finalmente el Gobierno cede a las presiones de la Unión Industrial Argentina para mantener un tipo de cambio más competitivo, los fabricantes textiles podrían obtener la medida que los protegiera ante una invasión de productos chinos o brasileños.

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