8 de septiembre de 2008

Democracia y Medios de Comunicación

Los medios de comunicación, son actores tan políticos como los comunmente reconocidos y la actual discursividad audiovisual plasmada en la hegemonía de la TV como dispositivo informativo potencia su poder y destruye la dualidad entre la sociedad civil y la política para incluirlos como un tercer polo.Para que un sistema político funcione correctamente, en términos democráticos, los ciudadanos deben tener la capacidad de formular sus preferencias y, más aun, poder expresarlas a otros y al gobierno mediante la acción individual o colectiva, además de lograr que sean consideradas por igual, sin discriminaciones en cuanto a su contenido u origen.Para el cumplimiento de estos objetivos, es necesario que el Estado garantice, por lo menos la libertad de asociación y organización, así como también la de pensamiento y expresión; el derecho de sufragio activo y pasivo; la posibilidad de competir por el apoyo electoral; fuentes alternativas de información accesibles; elecciones periódicas libres y justas, que produzcan mandatos limitados; existencia de instituciones que controlen y hagan depender las políticas gubernamentales del voto y de otras expresiones.Desde esta perspectiva, el rol de los medios de comunicación sería fundamental a la hora de la constitución de las preferencias de la expresión pública. Efectivamente, su actuación le permitiría asumir el papel de una suerte de amplificadores que faciliten la aglutinación y construcción de corrientes de opinión garantizando, mediante su independencia, la existencia de fuentes de información alternativas para los ciudadanos.Es fundamental rescatar la intervención de los medios en el proceso de constitución y divulgación de las opiniones o preferencias dado que estas se encuentran en la base misma de la democracia.Uno de los pilares democráticos es la soberanía de la mayoría, su contra cara es cuando este poder se vuelve incontrolable. Bajo estas condiciones se distinguen dos problemas: primero, que la minoría sea constantemente acallada; segundo, que la inestabilidad propia de los humores sociales hagan imposible la administración gubernamental. Ambos inconvenientes tendrán directa vinculación con la problemática de los medios de comunicación.La opinión pública es la cuantitativamente dominante y por tal carácter públicamente expresable sin temor a sanciones, y conforma una suerte de religión dotada de un poder casi irresistible, de la cual la mayoría es su profeta.En este contexto, la constitución y durabilidad de los climas de opinión será una de las principales funciones a cargo de la prensa.Cuando un gran número de órganos de la prensa llegan a marchar por la misma vía, su poder se fortalece y la opinión pública acaba por ceder.De este modo la capacidad de influencia sobre las opiniones cuando es ejercida por acumulación y consonancia cristaliza corrientes de opinión, materializa las tendencias para que la sociedad civil las presente al sistema político y éste le de respuestas. Vale decir, que en el proceso de construcción de demandas dentro de una democracia el rol de los medios de comunicación constituye un pilar fundamental. Sin duda, la intervención de éstos es crucial a la hora de solidificar los tres pilares para la plenitud de la democracia, concretamente en lo que se refiere a la construcción, expresión y garantía de igualdad y de preferencias facilitando, de este modo, que la sociedad participe de lo político.
Serían herramientas que la sociedad utiliza para constituirse en demandante de lo político, su influencia en este plano parece depender justamente de su exterioridad. Al no pertenecer, están por fuera de los actores políticos convencionalmente reconocidos y pertenecen a los agentes sociales, que al ser exteriores pueden presionar al sistema con sus demandas y apoyos.Es en esta lógica en la que se inscribe la competencia por la construcción de agenda y toda la investigación de “agenda setting”. ¿Quién fija prioridades? ¿Son los medios o los políticos los que determinan lo políticamente importante?, ¿Cuáles son los temas?, ¿Qué duración deben tener éstos en pantalla o en los principales títulos de la prensa escrita?.Se conforma un juego donde en tanto herramientas para construcción de alternativas en el plano social buscan referirse a la esfera política. Incluso al punto de poner en jaque la capacidad de respuesta del sistema político mismo al oponer la democracia de la opinión pública con la tradición representativa, o al construir su legitimidad discursiva por oposición a la política.Los medios tienen por sus características la potencialidad de ser una herramienta para la construcción de corrientes de opinión, y por tal potestad se conviertan en el escenario por excelencia de la competencia democrática Por qué no pensar que tanto políticos como periodistas disputan, incluso negocian, por el uso de tan poderosas herramientas.¿No es legítimo pensar que los medios tengan un mayor grado de autonomía que impida concebirlos como meros instrumentos/escenarios, incluso de los periodistas que actúan en ellos. O dicho de otro modo, ¿el grado de poder que los medios devenidos, ya desde hace un tiempo, en multimedios poseen en términos de creación de climas de opinión, no es un elemento que los erige como actor independiente generador de sus propias alternativas?

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